FICHA TÉCNICA y SINOPSIS:
DIRECCIÓN: Stanley Donen. INTÉRPRETES PRINCIALES: Fred Astaire, Audrey Hepburn, Kay Thompson, Rita Lee. CANCIONES: George e Ira Gershwin, Roger Edens. COREOGRAFÍA: Eugene Loring.
El fotógrafo de una importante y conocida revista de moda busca una modelo que se salga de lo habitual. La casualidad lo lleva a una librería de Brooklyn donde, inesperadamente, descubre a una joven y tímida dependienta que reúne todas las cualidades que buscaba. Decide, entonces, convertirla en la mejor modelo de París
BREVE COMENTARIO
En este comentario vamos a ahorrar palabras que refieran las dotes de Fred Astaire (ya llevamos suficientes entradas en el presente blog señalando sus habilidades). Tampoco vamos a referirnos al magnético encanto de Audrey Hepburn, actriz tocada por una varita mágica que la hizo única e irrepetible, pues todo el mundo conoce de sobra dichas cualidades. Vamos a aprovechar la ocasión que nos brinda este apartado inicial para reivindicar la polifacética figura de Kay Thompson (escritora, compositora, actriz, cantante), amiga íntima de Judy Garland y madrina de su hija Liza, mujer excepcional donde las haya pero a la que Hollywood, por razones que exceden este espacio, dio la espalda, perdiéndose con ello la posibilidad de haber contado con la que hubiera sido una de las grandes figuras del cine musical. La película de hoy es maravillosa (Stanley Donen dirigiendo, los hermanos Gershwin en la composición musical, los ya referidos Astaire y Hepburn, la fotografía del genial Richard Avedon, y el vestuario del famoso Givenchy), pero por encima de todos sobresale “la Thompson”, eclipsando en sus apariciones todos los grandes nombres señalados anteriormente. Vean la película (si no la conocen) y caigan en su hechizo. Es una buena manera de recordarla.
1957: 4 nominaciones al Oscar: Mejor guión original, fotografía, dirección artística y vestuario.
CARTELES Y PROGRAMAS DE MANO DE LA PELÍCULA
TÍTULOS DE CRÉDITO.
En esta ocasión, en lugar del tráiler vamos a colocar los títulos de crédito, pues es alta su calidad icónica. Siguiendo los dictados estéticos y fotográficos de Richard Avedon, ya los títulos de crédito nos sumergen en un mundo mágico, propio de los cánones que regían en el mundo del diseño y de la alta costura en los años 50. Tienen ya más de cincuenta años, pero no pueden ser más modernos.
PRINCIPALES NÚMEROS MUSICALES
“Think Pink”. La primera en la frente. Un comienzo así, con la espectacular Kate Thompson tiñendo el mundo de rosa, -tras haber gozado el espectador de los títulos de crédito, y casi sin respiro-, hace de la película uno de los grandes clásicos del cine musical. No se puede empezar mejor. Otra muestra del genio de Richard Avedon.
“How Long Has This Been Going On?” Deliciosa interpretación de este bellísimo tema de George e Ira Gershwin. Audrey Hepburn no era una gran cantante (de hecho, en “My Fair Lady” fue doblada por Marni Nixon), pero su buen gusto a la hora de afrontar el tema, su cadencia vocal, su ternura interpretativa y su ausencia de impostura, le confieren a su interpretación tal toque de modernidad que consigue que el paso del tiempo, en vez de restarle valor, como a otras grandes cantantes del cine musical (por ejemplo, Jeanette MacDonald o Diana Durbin), se lo ha acrecentado.
“On How To Be Lovely”. Por esa fea costumbre de las empresas distribuidoras de película en la España de finales de los 50 y años 60, según la cual, pensando que al público español no le gustaba el género musical americano, se cortaban algunos números musicales (la primera vez que vi “West Side Story” le faltaban varios), a la película de hoy le fue arrebatado en su estreno este magnífico dúo de Kay Thompson y Audrey Hepburn. Geniales las dos.
“Bonjour, Paris”. Los tres intérpretes principales, a tres bandas, recorren los lugares emblemáticos de la capital del Sena bajo los pegadizos acordes de este animoso tema de Roger Edens (compositor de la comedia teatral original, “Wedding Day”, en la que se inspira tangencialmente la película)
“Dancing”. Las cavas parisinas del existencialismo en la década de los 50, oscuras, profundas, llenas de humo, a la espera de que por sus escaleras descienda un Jean Paul Sastre que ilumine con su labia los oscuros meandros de la vida mientras una siempre enlutada Juliette Greco acompaña con sus dolientes canciones el trascendental momento. Léase todo lo anterior en clave paródica y podremos encontrarnos envueltos en la humareda, siguiendo con los ojos los “vanguardistas” movimientos de una Audrey Hepburn convertida al “enfaticalismo” (¡no olviden este concepto “filosófico”: es muy útil para emplearlo en determinados momentos de la vida. Vean la película y sabrán por qué se lo digo y cuándo usarlo)
“I Love Your Funny Face”. Arriesgada propuesta escénica, dúo de amor basado en el tema que da título al film (y que ya habíamos escuchado en los títulos de crédito). Arriesgada por estar filmada en la cámara oscura de un fotógrafo, con una iluminación ad hoc centrada en el rojo como base del conjunto. Y riesgo superado con creces.
“Clap your hands”. Ahora son Fred Astaire y Kay Thompson quienes se enfrentan al “enfaticalismo” con ritmo apabullante y coreografía deslumbrante. Ella, como venimos señalando, se come la escena.
“Let’s Kiss and Make Up”. Pero “nobody is perfect” (que diría Jack Lemmon). Este número, en cualquier otra película, hubiera sido magnífico, por su agilidad, dificultad y perfección coreográfica. Pero aquí peca de excesivo e, incluso, de poco adecuado. Porque, ¿qué pinta en París un baile cuyos momentos álgidos se conciben planteando la figura de un torero typical spanish? Pues eso, inenarrable.
“He Loves And She Loves”. Me da pena terminar el análisis de tan espléndida película con lo que considero su mancha más grave: el número de los cisnes idílicos, la veladura fotográfica y el vestido de novia. Más cursi y empalagoso, imposible. Y es una pena por varias razones: culmina un maravilloso desfile de trajes de Givenchy (a cual más espectacular); el tema musical de los Gershwin es bellísimo; su tratamiento compositivo y coreográfico no se corresponde en nada con el resto de la película; y, para colmo, el film se cierra (y no destripo nada) con una repetición de la escena, con lo que el sabor que queda tras el The End es de exceso de almíbar. ¿De quién fue la idea? Es tarde para buscar culpables.
BONUS DE REGALO (Aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid)
Hoy el Pisuerga quiere también unirse al homenaje a Kay Thompson. Despreciada por Hollywood, ha sido difícil lograr imágenes de ella en actuaciones musicales. En el siguiente clip, Kay Thompson canta, baila y toca el piano en diferentes extractos situados entre finales de los años 30 y principios de los 50.
En 2009, Liza Minnelli homenajeó en Broadway a su madrina Kay Thompson en el espectáculo “Liza’s at the Palace”, interpretando canciones de ella en su segunda parte. Aquí podemos escucharla en el tema “I Love a Violin” que hemos podido disfrutar en la voz de la misma Thompson al final del clip anterior. Este espectáculo (o al menos sus aspectos básicos) pudo ser visto en Madrid y en San Sebastián en 2007 y 2008 respectivamente.
Te agradezco el recordatorio a Kay Thompson maravillosa y desconocida, por cierto Liza decia que iba a sacar un álbum homenaje titulado algo así como la ahijada y la madrina del que no se supo mas, de ella hay un recopilatorio maravilloso de dos disco que adquirí recientemente en un viaje a Londres. Gracias por estas entradas maravillosas
ResponderEliminarEn cierto modo, este homenaje a Kay Thompson iba también dedicado a ti, pues sé que compartes el amor por santa Judy, su santísima hija Liza, y por todo lo que las rodea a ambas.
EliminarThink pink! No se me ocurre mejor filosofía de vida!! Ni mejor número musical para arrancar esta delicia de película.
ResponderEliminarEs curioso pero esta y Bonjour Paris son mis escenas favoritas, y en las dos está La Madrina!! Qué estilazo de mujer!! Cómo debió ser en las distancias cortas... En mi reciente viajazo a New York (rabia rabiña) merendando una tarde en el Hotel Plaza -mu chic todo- hemos visto el cuadro original de Eloise, la niña heroina creada por la Tompson (traviesa habitante del famoso hotel) junto a una preciosa nueva edición del libro.
Divina película, divinos Audrey y Astaire -enorme química a pesar de la diferencia de edad- divinos carteles y ¿qué decir de los títulos de crédito? Los de Almodóvar en "Mujeres" ¿son homenaje o copieteo descarado?
Madrina, por fuera jardín de rosas ("think pink"), por dentro zarzal de espinas. ¡Cómo sería la Señora para que en Hollywood no le dieran el lugar que se merecía! Imagino que de armas tomar. Amiga de Mrs. Judy, para echarse a temblar cuando llegaran juntas a los Estudios.
ResponderEliminarY sí, amigo Ángel, los títulos almodovarianos son un plagio descarado (como toda su estética y planteamientos. No hay más que ver varias películas de, por ejemplo, Douglas Sirk para confirmarlo)