viernes, 4 de noviembre de 2011

BODAS REALES (“Royal Wedding”, EE.UU., 1950)


FICHA TÉCNICA  y SINOPSIS:
DIRECCIÓN: Stanley Donen. INTÉRPRETES PRINCIALES: Fred Astaire, Jane Powell, Peter Lawford, Sarah Churchill. CANCIONES: Burton Lane y Alan Jay Lerner. COREOGRAFÍA: Nick Castle.
Dos hermanos bailarines acuden a Londres para actuar en la ceremonia que unirá en matrimonio a la princesa inglesa Elizabeth con Philip. Intentarán, además, encontrar el amor de sus vidas mientras la realeza celebra los fastos de la boda.

BREVE COMENTARIO:
Película pensada en un principio para que la protagonizara Judy Garland con la intención de obtener de nuevo el éxito conseguido con Easter Parade” (“Desfile de Pascua”), los problemas con la señora Minnelli provocaron que fuera sustituida por la pizpireta Jane Powell, menos problemática en los rodajes.
Con cierto paralelismo argumental con la vida de Fred Astaire (que también tuvo una hermana bailarina, Adele, con la que compartía escena, y que acabó dejando las tablas por la aparición del amor en su vida), Stanley Donen, brillante director de grandes películas musicales (con que solo hubiera rodado una, “Cantando bajo la lluvia”, ya estaría en el palmarés, pero rodó muchas más que iremos viendo a lo largo de este blog), consigue brillantes resultados gracias a una historia simpática y entretenida, y sobre todo a la presencia de dos impresionantes números musicales que hoy día no pueden faltar en cualquier antología del cine musical que se precie: “Sunday Jumps”, y “You’re All the World to Me” (escenas que comentaremos a continuación).
Nominada al Óscar 1951 a la mejor canción (por “Too Late Now”)

CARTELES Y PROGRAMAS DE MANO DE LA PELÍCULA


TRÁILER DEL FILM



PRINCIPALES NÚMEROS MUSICALES

“Sunday Jumps”. Uno de los dos grandes números a los que nos referíamos en la introducción: el imaginativo y complejo baile de Fred Astaire en un gimnasio, teniendo como partenaire un perchero.



“You’re All the World to Me”. Y si ya la escena que acabamos de ver nos ha sorprendido, Fred Astaire sigue buscando el “rien ne va plus”, y a modo de un moderno Spiderman, trepa, baila y se desliza por techos y paredes, sin perder el sentido del ritmo y de la gracia escénica, en este famosísimo número repleto de efectos especiales.



 “How Could You Believe Me When I Said I Love You When You Know I’ve Been A Liar All My Life.” Tal vez una de las canciones con el título más largo de la historia de la música, y que pertenece al espectáculo que interpreta la pareja protagonista dentro del film. Aunque los dos famosos  números a los que nos referíamos en la introducción le hagan algo de sombra, nos encontramos ante un “show-stopping number” de gran potencia musical y vibrante, en el que se lucen sobremanera los dos actores, y que raya a la altura de los dos mencionados. ¡Y qué bonica que está la Powell de morena, en plan chulilla y mascando chicle!



“Every Night at Seven”. Otro número del show que los “hermanos” protagonistas representan en las fiestas previas al enlace real (y con claras alusiones escenográficas al mismo). Es curioso que entre Fred Astaire y Jane Powell haya más química como pareja que la que une, en la ficción, a esta última con un hierático Peter Lawford.



“I Left My Hat in Haiti”. Graciosa y colorista estampa de aires tropicales, de eficaz composición coreográfica.



“Open Your Eyes”. Este número comienza con un aroma a opereta de Jeannette McDonald que pronostica lo peor (aunque un vals siempre sea un vals). Menos mal que Stanley Donen no es un director vulgar y logra, con el juego irónico del balanceo del barco, esa nota de originalidad que trasciende la escena y la hace, cuando menos, curiosa y simpática.



“Too Late Now”. Sentimental composición de corte clásico, interpretada por una Jane Powell enamorada de Peter Lawford, y nominada al Óscar.



 “The Happiest Days of My Live”. Otro tema canoro a cargo de Jane Powell, del mismo estilo que el anterior.



“The Audition Dance”. Lo curioso de esta escena, y el motivo por el que la selecciono, reside en que quien acompaña a Fred Astaire en el baile es Sarah Churchill, hija de Sir Winston Churchill, que fuera Primer Ministro inglés durante la Segunda Guerra Mundial.



BONUS DE REGALO (Aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid)

En la película que acabamos de repasar, Jane Powell se enamora de Peter Lawford, actor no muy dotado para el oficio, pero de agradable presencia física por aquel tiempo para representar papeles de galanes que no requirieran grandes dotas interpretativas. Su casamiento con una Kennedy y sus relaciones (a veces peligrosas) con el clan Sinatra lo mantuvieron en el candelero por algunos años, más de los que realmente se merecía. Pero no por ello vamos a negarle su rinconcito de gloria en este cauce del Pisuerga.
Aquí lo vemos, bastantes años más tarde y perdida ya toda apostura, en una “horrorosamente friqui” (pero por ello mismo, muy curiosa) interpretación de “Aquarius” del musical “Hair”. ¿Se puede hacer peor? Se admiten apuestas.


2 comentarios:

  1. Stanley Donen, Fred Astaire, Jane Powell, Burton Lane y Jay Lerner... ¿qué otra cosa habría podido salir si no una obra maestra del género? Y con ese tap dancing en las paredes de la habitación, momento mágico!! En realidad lo mágico de verdad es su baile, amén de los avanzadísimos efectos especiales. Es lo que peor llevo de este tu blog, que después de ver cada entrada me entran unas ganas irrefrenables de volver a ver la película una vez más, y no puedoooo!!!!
    Lo de Peter Lawford es sencillamente patético, pero como cada vez me gusta más todo lo setentero... debe ser la edad, lo reconozco., me ha encantado!!
    ¿Qué dirían sus amigos los Kennedys cuando vieran esto???

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  2. Y qué me dices de la Churchill baby? Entre ella y el braguetazo del Lawford con la Kennedy se encierra parte de la historia mundial del siglo XX (al menos la que transcurría en las alcobas de semejantes familias de renombre).
    Por cierto: te quejas de mi blog porque te dan ganas de volver a ver las películas y no puedes. Tú al menos lo tienes medio fácil. ¿Y yo con tu blog? Eso sí que es poner la miel en los labios y alejarla miles de kilómetros. Mala puleva, por ser breves. ISMAEL

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