lunes, 27 de febrero de 2012

CHICAGO (EE.UU., 2002)


FICHA TÉCNICA  y SINOPSIS:

DIRECCIÓN: Rob Marshall. INTÉRPRETES PRINCIALES: Catherine Zeta-Jones, Renée Zellweger, Richard Gere, Queen Latifah, John C. Reilly. CANCIONES: Fred Ebb y John Kander.
Chicago narra la historia de dos mujeres del mundo del espectáculo que, tras asesinar a sus respectivas parejas, tratan de que su caso judicial sea el centro de atención tanto de la prensa de Chicago como de un prestigioso y apuesto abogado. La promesa de aventura y oportunidad que ofrece la Ciudad de los Vientos deslumbra a Roxie Hart, una inocente y extrovertida cantante que sueña con cantar y bailar para salir de su vida gris. Su sueño es seguir los pasos de oro de Velma Kelly, cantante de vodevil. Roxie consigue que su deseo se haga realidad cuando algunas actitudes equivocadas las hacen aterrizar a ambas, la estrella y la aspirante, en la prisión, a causa de distintos cargos por asesinato.
Ganadora en 2002 de seis premios: Película, Actriz de reparto (Catherine Zeta-Jones), Diseño de vestuario, Dirección artística, Montaje y Sonido (nominada en otras siete categorías: Director, Actriz –Renée Zellweger-, Actriz de reparto – Queen Latifah-, Actor de reparto – John C. Reilly-, Guión adaptado, Canción – “I Move On”-, y Fotografía)

BREVE COMENTARIO

Estrenado en Broadway a mediados de 1975, bajo la dirección y la coreografía del gran Bob Fosse, y con Chita Rivera y Gwen Verdon como principales intérpretes, el musical Chicago representa, tras Cabaret, el segundo gran hito musical surgido de la pareja de compositor y letrista John Kander y Fred Ebb.
El director Rob Marshall afronta el proyecto de trasladar a la gran pantalla un planteamiento escénico complejo del musical original, y sale del empeño airoso, pues consigue mantener las virtudes asincopadas de la fragmentación narrativa del material primigenio, sin perder en ningún momento la fuerza, el dramatismo, el distanciamiento brechtiano y la ironía de sus pasajes. Todo ello gracias también a un espléndido casting, en un principio discutible en un musical pero en el resultado final con pocas fisuras (tal vez Richard Gere para quien les escribe), y un apartado técnico (fotografía, vestuario, dirección artística, montaje, sonido, etc.) de gran categoría y perfección.
Iremos, como siempre, comentando poco a poco los diferentes números musicales conforme vayan apareciendo a continuación. Podría ser objeto de discusión el hecho del alejamiento, por parte del director en algunas escenas, de la coreografía original de Bob Fosse. Pero una cosa sí está clara: la película “Chicago” recupera el ilusionante espíritu de la traslación de importantes títulos de la escena neoyorquina a la gran pantalla. El éxito obtenido por el film dio origen (con mayor o menor acierto) a una revitalización del género cinematográfico (adormecido durante las últimas décadas). Ya sólo por ello la película merece ser colocada en un pedestal. Por ello, y por mucho más, como podremos comprobar.

CARTELES Y PROGRAMAS DE MANO DE LA PELÍCULA




PRINCIPALES NÚMEROS MUSICALES
“All That Jazz” Como señalábamos anteriormente, Bob Marshall, director y coreógrafo de la película, no sigue al pie de la letra la coreografía original de Bob Fosse, lo cual ha dado lugar a, en ocasiones, agrias disputas entre puristas e innovadores. Sin entrar en polémicas estériles, sí cabe decir con toda rotundidad que, a pesar de los aciertos, muchos, y de los errores, algunos (véase escena final), por no sujetarse al esquema “fossiano”, el espíritu del director de Cabaret sobrevuela por toda la película, lo cual es muy de agradecer. Como muestra de esto último, esta deslumbrante secuencia inicial con una sensual Catherine Zeta-Jones desbordando la pantalla al ritmo contagioso del magnífico “All That Jazz” (tema que daría título al cuasi autobiográfico film del llorado coreógrafo)


 “Roxie”. Otro de los puntos en los que se basan los detractores del film reside en el hecho de que Bob Marshall (como haría años más tarde en “Nine”) eligiera unos actores y actrices para los papeles principales que, salvo excepciones (Zeta-Jones en sus inicios profesionales, Queen Latifah como rapera, por ejemplo), no se caracterizaban precisamente por ser unos experimentados cantantes y bailarines. Y además arriesgó mucho en su pretensión de que no fueran doblados en las intervenciones musicales. Renée Zellweger (como más tarde Richard Gere o John C. Reilly) no puede presumir de tener una voz portentosa, ni mucho menos. Pero en números en solitario como el que sigue (y en toda la película, como iremos comprobando), defiende con eficacia y fuerza su papel de chica aspirante al estrellato.



 
“Cell Block Tango”. Desde el punto de vista de la espectacularidad visual y rítmica, tal vez sea ésta la secuencia más impactante de todo el film. Con un planteamiento inicial con claras concomitancias con el famoso Big Spender del musical “Sweet Charity”, el conjunto de esculturales chicas asesinas relatando sus dramáticas acciones al ritmo entrecortado de un maravilloso tango, si ya sobre el escenario se convertía en uno de los momentos coreográficamente más logrados, en la película su riqueza visual se acrecienta con un montaje espectacular y unos decorados carcelarios de gran riqueza plástica. Maravilloso.



“When You're Good to Mama”. La rapera Queen Latifah, en un tema completamente opuesto al registro musical que la caracteriza, se convierte en una extraordinaria “Mama” Morton en este espléndido número en el que la dualidad vida real/distanciamiento escénico, característica de toda la película, adquiere ahora un determinante protagonismo.



“Mister Celophane. Aunque, como invisible celofán, la interpretación de humillado marido de Roxie Hart a cargo de John C. Reilly pudiera pasar a segundo plano ante la potencia y omnipresencia de las protagonistas femeninas, agiganta su figura en este tema con el que, con actitudes gestuales propias del expresionismo del cine mudo, logra que todos consideremos justa su nominación al Oscar como mejor actor en un papel no protagonista. ¡Chapeau por él!  



“Razzle Dazzle” De nuevo una clara muestra de la mezcla Realidad/Representación, esta vez a cargo de Gere y Zellweger.



“I Can’t Do It Alone”. Potente Zeta-Jones en este número. Aunque la letra diga lo contario, por supuesto que podría realizar la actuación ella sola.



 “We Both Reached for the Gun”. Difícil escena que consigue sus propósitos comunicativos gracias a una sincronización perfecta entre titiriteros y títeres, en un montaje fílmico de elevada precisión y con un contundente contenido irónico que le da sentido.



“All I Care About” Me van a permitir que muestre mis reparos a esta escena de Richard Gere. Siendo un momento clave de la obra (la presentación musical del despiadado y cínico personaje) no creo que el error esté en la interpretación del actor (aunque también) sino en un concepto de composición y vestuario del número claramente inadecuados. No es por ser purista per ¿qué pinta un Richard Gere en plan pichi madrileño, con gorrilla y chalequillo, y luego en calzoncillos y camiseta. ¿No había una forma más inteligente de lograr la desmitificación del personaje?



“Funny Honey”. Otro ejemplo del estupendo trabajo de Renée Zellweger, tal vez en exceso deudor,en algunas composiciones plásticas, de momentos icónicos de Marilyn Monroe, sobre todo en el juego con los espejos.



“Nowadays”. Yo hubiera respetado, al menos en este último número, el diseño de vestuario y el planteamiento coreográfico del original escénico, pues la película no consigue superarlos (ni siquiera se acerca). Y eso, como broche final y cierre, puede ser un delito grave pues es el momento que retendrán la retina y la memoria al salir del cine. Pero, claro, yo no me llamo Bob Marshall, ni falta que me hace.



BONUS DE REGALO (Aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid)

“All That Jazz”, junto con “Cabaret” y “New York, New York”, forma la triada de canciones cumbres de Kander y Ebb, al menos en lo que a fama popular se refiere. El Pisuerga presenta dos muestras interpretativas de “All That Jazz”. La primera pertenece a la versión original escénica del musical, de 1975, a cargo de la sin par Chita Rivera y de la magnífica Gwen Verdon (dirigidas y coreografiadas, lógicamente, por Bob Fosse). Por favor, no hagan comparaciones, pues Zeta-Jones y Zellweger saldrían perdiendo. Y no sería justo, pues el cine y el teatro, aunque partan de la misma base, son géneros distintos y cada uno tiene sus requisitos y peculiaridades. No comparen: ¡disfruten!



El mismo tema, esta vez bajo la interpretación de la cantante alemana Ute Lemper para la producción londinense del musical de 1998. Otra brillante manera de enfocarlo.


2 comentarios:

  1. Mientras más obras de Bob Marshall veo, más me gusta Bob Fosse.
    Poría acabar con esto, pero no lo haré, porque por encima de todo me encantó esta película, la he visto mil y una veces y las que queden. La producción es de lujo, los actores son de lujo (también coincido con el host en el poco fuelle de Gere), la fotografía y el vestuario son de lujo... pero según mi humildísima opinión, a esta producción le sobra un poquito de lujo y le falta un poquito de alma.
    Pues sí, eché mucho de menos las coreografías de Fosse. ¿Qué quieres que te diga? Si ya estaban y son perfectas, úsalas tío! Y no es que esté cerrado a innovaciones, no, es que los movimientos originales me parecen de lejos mucho más innovadores, aunque fuesen concebidos treinta años antes. Conozco la carrera como coreógrafo de Marshall y no puedo evitar que siempre me termine dando un cierto tufillo a función de high school.
    Mi número favorito: we both reached for the gun. Genial por el concepto y por como agiliza la narración.
    El peor (para mí, que nadie se enfade): el hot honey rag de final. Sacrílego. Feo el escenario, el vestuario y la coreografía. Y ya cuando sacan las metralletas, te aseguro que las hubiera usado contra él director tranquílamente.

    Ea, podríamos seguir, pero me tengo que ir a currar.

    Abrazos and... all that jazz!

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    1. Al cien por cien con tu opinión. Y, como me debo a mi público (que me admira y que me sigue, jeje) he procurado ser suave en mi valoración del número final. Así que me alegro de que hables de sacrilegio al referirte a él. Más claro, agua, y lo de las metralletas, delito con pena de cárcel. Pero bueno, tiene momentos que salvan el conjunto.

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